A veces la percepción de padres, compañeros y maestros con respecto a la conducta de un chico difiere, y mucho, de la sensación personal que el propio chico tiene de sí mismo.
Así "el alumno no se interesa por el trabajo escolar" puede esconder en el chico la apreciación de que "esto que me piden es muy difícil para mí". Detrás del consabido "no presta atención en clase" puede vivirse desde el chico como "no puedo quedarme quieto y prestar atención". Según la madre "le entra por una oreja y le sale por la otra", el chico, en vez, siente "siempre me olvido lo que aprendo". Donde un compañero sólo ve a un peleador puede haber un chico que no sabe de que otro modo expresar su descontento.
Aprendamos a no rotular, a no decretar y a indagar en profundidad las causas que justifican el "mal" comportamiento.
Para un chico, no hay nada mejor que poder agradar a sus padres y maestros y tener amigos; cuando no lo hacen siempre hay un motivo.
A veces observamos en ellos comportamientos defensivos, de desinterés, de aparente rebeldía que no hacen más que esconder determinadas deficiencias que el chico no encuentra de qué otro modo expresar.
El ojo atento, la mirada libre de prejuicios y preconceptos y la exploración en profundidad de las dificultades que el chico presenta nos ayudarán en la búsqueda de soluciones.
En el camino ese niño se sentirá sentido, acogido y acompañado.
Yorumlar