Si hay algo bueno en esta cuarentena es que, para los chicos, es un curso intensivo y acelerado de aprendizaje de resiliencia.
La resiliencia la definimos como la habilidad de hacer frente a las dificultades que surgen en situaciones difíciles desarrollando estrategias para hacerle frente a la adversidad.
Desde el aprender a jorobarse porque no hay ketchup para las milanesas (porque solo salimos a hacer las compras una vez por semana y se acabó), hasta hacernos cargo de la tristeza por no poder estar con los abuelos e inventar recursos para sentirlos cerca y participar con ellos. Desde festejar un cumpleaños soplando velitas frente a una audiencia virtual, hasta mirar la vereda desde el balcón con añoranza, la realidad actual nos enfrenta y los enfrenta a los chicos a múltiples situaciones para crecer en resiliencia.
No todo lo referido al aislamiento es negativo; por el contrario, este tiempo y sus circunstancias nos ofrecen una oportunidad única para fortalecer el carácter frente a la adversidad.