Muchas veces, cuando las chicas llegan a la pubertad, no reciben los cambios corporales con la "alegría de ser mujer" y la emoción y algarabía que suelen embargar a sus mamás, sus tías y abuelas.
Por el contrario, el crecimiento de los pechos, la sudoración, el acné y ni que hablar de la menstruación a veces producen disgusto y rechazo en las chicas y preocupación en las madres que suponen que estas reacciones constituyen rechazos a la femeneidad.
Sin embargo, estas reacciones por parte de las púberes son bastante frecuentes y no significan que la chiquita esté rechazando su rol como mujer.
Ayudemoslas (sin presiones ni premuras) a aceptar los cambios con una actitud de contención, de naturalidad de nuestra parte y de mucho respeto por la personita que crece y sobre todo sin largos sermones de la dicha que deberían sentir por convertirse en mujercitas.
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