Estemos atentos a las atribuciones que hacen los chicos:
"Me salió mal la cuenta porque la maestra la explicó difícil" puede esconder un "no entendí"
"El chichón se le hizo de repente" puede esconder "le pegué y se le hizo el chichón"
"A mí no me llaman para el Roblox porque no me gusta" puede esconder "no se hacerme de amigos". Y la lista podría continuar.
Solo si los ayudamos a reconocer sus dificultades, sus conductas y sus falencias, los chicos podrán considerarlas y hacerse cargo de ellas y nosotros ayudarlos a superarlas.
Pongamos el foco ahí, en el hacerse cargo, a pesar de las emociones feas que ello traiga. No caigamos en el error de solo castigar la mentirita o el deseo de zafar de la situación.
Vayamos al grano: Enseñémosles a hacerse cargo de aquéllo que está en juego. Es un gran aprendizaje para la vida.
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