¿Te diste cuenta como la manera de pensar las cosas referidas a la crianza condiciona lo que hacés con tus hijos?
Así, si pensás que un chico aprende a portarse bien si se lo castiga cuando se porta mal, lo vas a retar, a ponerle penitencia, time out o cualquier cosa que supongas le duela con la certeza que aprenderá. Es una manera de pensar la disciplina desde el castigo. Si, por el contrario, pensás que disciplinar es enseñar, no recurrirás a castigos sino que aprovecharás la ocasión para instruir y reflexionar sobre la falta cometida y las consecuencias naturales contribuirán en el aprendizaje.
Si pensás que las emociones "feas" te vuelven débil, insistirás en que el chico esconda sus emociones de tristeza, angustia, miedo porque, en tu pensar, debilitan.
Y si crees que se nace inteligente y sino "es al ñudo que lo fajen" difícilmente insistirás en el esfuerzo y la garra porque..."a este chico mucho no le da".
Todas las conductas que realizamos con los chicos están teñidas de nuestro propio pensar, de nuestras propias creencias.
¡Qué bueno -frente a las cosas importantes de la crianza- tomarnos un tiempo para repensar nuestras propias creencias y aggiornarse si fuese necesario!
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